[...]realmente no sabe que lo que significan esas tres agujas pero descubre que una de ellas le marca el ritmo del día.
Recuerda lo que había soñado esa noche, lo que había soñado el día anterior, lo que nunca podía recordar. Un campo de girasoles. Miles de girasoles apuntando donde todo apunta cuando solo viven lo que da vida. Plena luz de vida en sus tallos. El sol sigue iluminando y los girasoles sigue creciendo, ellos siguen al sol a donde va y siguen creciendo hasta que la luna los sorprende con su luz casi tan luminosa como la del sol.
Es ahí donde todos los girasoles dudan, se confunden de luz, se marchitan sin darse cuenta que la luz no es suficiente. El campo queda desierto y solo un girasol sigue estando como antes de que apareciera la luna. Pero el campo se transforma en una pared y el girasol solo es un garabato sobre ella. Carlos se descubre descoloridamente tirado sobre la pared que lo soporta al girasol.
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